AL RESCATE DEL EX INSTITUTO DE HIGIENE

Es un edificio que cerró sus puertas para el terremoto de 2010. Ubicado a media cuadra del metro Cal y Canto, hoy necesita con urgencia ser restaurado, no sólo por su hermosa arquitectura neoclásica, sino porque es un monumento histórico con un legado patrimonial que en justicia debe volver a lucir en su real esplendor.

Creado por Ley en 1892, el Instituto de Higiene de Santiago, fue construido a un costado de la ribera norte del río Mapocho, a pasos del barrio La Chimba y al frente al terminal ferroviario Estación Mapocho. Su primer director fue el médico Federico Puga Borne, quien introduce en Chile a fines del siglo XIX la corriente del higienismo, una tendencia científica surgida un siglo antes en Europa. Esta disciplina comenzó a desarrollarse en nuestro país ante la necesidad de enfrentar las enfermedades provocadas por las malas condiciones sanitarias existentes en la época previa al centenario, y cuyos mayores focos de infección residían en los sectores populares.

Es que a fines del siglo XIX Chile ostentaba el record mundial de mortalidad infantil. Cada año la viruela, el cólera y la tuberculosis hacían estragos, situación que alerta a las autoridades de la época, problema que se incrementaba producto de las enfermedades de transmisión sexual como la sífilis y la gonorrea, fuente de mortandad en la población adulta.

EL LEGADO DE EMILIO JAQUIER

El edificio que albergó al Instituto de Higiene fue diseñado por uno de los arquitectos chileno más destacado del siglo XIX, Emilio Jaquier (1866-1949), el mismo diseñador de la Estación Mapocho, el Palacio de Bellas Artes, el Edificio de la Bolsa de Comercio de Santiago y la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Chile, no por nada fue conocido como el arquitecto del Centenario, gracias a sus estudios cursados en Francia en la Escuela especial de Arquitectura fundada por Émile Trélat y luego en la Escuela de Bellas Artes de París, especializándose en la construcción de palacios y edificios. En 1889 regresó a Chile y abrió su propia oficina, adjudicándose diversos concursos para edificar obras públicas y privadas. Todo lo expuesto, explica la razón de porque su legado sigue la línea heredada por los grandes palacios franceses, pero con la sensibilidad de lograr disponerlos al acceso de las distintas clases sociales, y con especial acento en abrir las puertas de sus creaciones a los sectores más empobrecidos, impregnando a la capital de un marcado estilo ecléctico derivado de sus conocimientos adquiridos en la escuela neoclásica.

La construcción legada por Jaquier para fines de salud pública, consta de un volumen central de tres pisos y dos cuerpos laterales en dos niveles que avanzan sobre el plano, consignado incluso un gran jardín en su frontis principal. En su interior se instalaron equipos técnicos y al personal destinado a la desinfección de conventillos y ranchos, institución conocida como Desinfectorio Público. Se impulsó la creación de una insipiente red de laboratorios de química y bacteriología, además de oficinas de desinfección.

Esta institución dedicada al fomento de higiene, alcanzó niveles de liderazgo en América Latina en la vacunación antirrábica y la producción de suero antidiftérico, constituyéndose en un símbolo del cambio de actitud que adopta el Estado frente a los problemas de salud que afectaban a los sectores más desposeídos, y donde los médicos encontraron un espacio para la investigación y promoción de la educación sanitaria a la sociedad civil, sirviendo más tarde como sede de la Secretaría Regional Ministerial de Salud.

El instituto fue cerrado el 31 de diciembre de 1924 por la Junta Militar que sucedió al gobierno de Arturo Alessandri. En reconocimiento a la importancia para la historia de la salud pública de Chile, este edificio fue declarado Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico el 26 de octubre de 1984.

En 1989, el edificio fue traspasado por el Ejército de Chile a la Policía de Investigaciones, no obstante, tras el terremoto de 2010, el inmueble dejó de cobijar a los detectives de la Brigada de Ubicación de Personas y la Brigada Investigadora de Derechos Humanos de la PDI producto de los múltiples daños en su estructura. Por eso hoy surge la necesidad de revalorar este espacio en su contexto, por estar inserto dentro de un circuito cultural y ser parte de una línea histórica evolutiva que involucra celebraciones, quiebres y retornos a la democracia.

FICHA TÉCNICA

Decretos:  Nº 646 (1984)  –  Nº 209 (2017)

Localización: Región Metropolitana

Comuna: Independencia

Dirección:  Avenida Independencia 56 (Metro Cal y Canto)

Categoría: Monumento Histórico